sábado, 11 de mayo de 2013

Mourinho, camina o Revienta.


El día que Mourinho llegó al Real Madrid una máquina de triturar se puso en marcha con el objetivo de masacrar al técnico. Es cierto que Mou parece disfrutar alimentando a sus propios enemigos con la generación de algunos tsunamis prescindibles donde, por otra parte, él se siente cómodo surfeando.

El portugués no es precisamente un hombre surgido de la escuela diplomática de Ban Ki-moon y ofrece combustible a aquellos que le buscan aniquilar. Mou les regala argumentos para que le disparen como si estuviese paseando impávidamente por la Avenida de los Francotiradores del Sarajevo sitiado por los serbobosnios.

Sin embargo más allá de que a veces no pueda, o no quiera, medir las explosivas cargas de profundidad que van incorporadas a sus mensajes, Mou está en el centro de la diana desde el minuto uno.

No había dirigido un solo encuentro con el equipo blanco y ya le acusaban de entrenador poco goleador y de juego en blanco y negro. Y algunos lo mantienen a pesar de las estadísticas récord de la Liga de la pasada temporada. Hay quienes creen que la realidad se puede llegar a construir unilateralmente y quizá por eso ofrecen gigantescas teorías sobre José Mourinho repletas de falsedades.

La última gran manipulación es que el proceso de inmolación desgarrador de estos días es sólo una táctica provocadora para que el Madrid se vea obligado a despedirle y así cobrará varios millones de euros como sabrosísima indemnización.

Todo de una lógica aplastante, todo encaja para señalarle como un codicioso en busca de la pasta, si no fuera porque el nuevo contrato que firmaron ambas partes, hace ya tiempo, recoge que tanto si el club decide prescindir de él, como si él decide abandonar el banquillo no habrá cantidad económica alguna a
desembolsar. Cero euros. Un detalle revelador que desmonta otra de las ficciones fabricadas para destruir a Mou. Y hay más.



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